En este post voy a hablarte sobre la metodología Lean Startup, un método que ha sido creado para desarrollar nuevos modelos de negocio intentando minimizar el riesgo de fracaso mediante un sistema que apuesta por acortar el ciclo de desarrollo del producto o servicio, es decir, en lugar de invertir demasiado tiempo en la creación y desarrollo de un producto o servicio final, lanzar progresivamente productos iterativos que permitan ir validando si realmente vamos bien encaminados hacia cubrir las necesidades que nuestro cliente necesita satisfacer. De este modo, reducir los riesgos del mercado y minimizar la inversión necesaria para dar los primeros pasos.
La importancia de esta metodología reside en poner siempre al cliente en el centro de nuestro proyecto, ya que así estaremos centrando todo el desarrollo en base al cliente y podremos validar las diferentes hipótesis que teníamos sobre sus necesidades directamente con el, lo que nos permite seguir avanzando en la misma dirección si efectivamente íbamos en el camino correcto, o de lo contrario, pivotar nuestro proyecto en muy poco tiempo y sin haber invertido más de lo debido para orientarlo a las necesidades reales de nuestros segmentos objetivo de clientes.
Si quieres aprender más sobre esta metodología, ¡disfruta del artículo!
Índice de contenidos
¿Qué es Lean Startup?
La metodología Lean Startup fue desarrollada originalmente por Steve Blank, un reputado emprendedor y mentor de proyectos en Silicon Valley, San Francisco, lugar en el que nacieron muchas de las grandes Startup de la actualidad. Blank trabajó en el desarrollo de una metodología que permitiera validad productos basándose en el desarrollo del cliente intentando averiguar mediante dicha metodología, si nuestro producto cubre sus necesidades y, por lo tanto, si existe la posibilidad del éxito. Posteriormente, Eric Ries, discípulo y alumno de Steve Blank, hizo popular la metodología Lean con el lanzamiento de su libro, “El Método Lean Startup”, publicado en el año 2011, en el que da forma a estas ideas a través de un modelo aplicable a todo tipo de proyectos.
Hasta entonces, se seguía una fórmula estándar a la hora de definir una iniciativa emprendedora: se trabajaba sobre una idea de negocio, se llevaba dicha idea a un Business Plan, se realizaba una búsqueda de los recursos financieros necesarios para acometer el negocio y formar un equipo de trabajo y empezabas a vender. El problema de ese proceso tan lineal no era otro que, si una de las fases fallaba, habitualmente se llevaba por delante a las demás, lo que se traducía en un índice de mortandad superior al 75% para las Startup que lo seguían.
Lean Startup se basa precisamente en la premisa de que todas las ideas de negocio, cuando se encuentran en una fase temprana, llevan asociado un alto nivel de incertidumbre que se traslada desde la propia definición del modelo de negocio hasta la fase de lanzamiento del producto o servicio al mercado. En precisamente en esta última fase dónde la mayoría de proyectos sufren graves problemas, porque partimos de la base de que no sabemos con exactitud lo que desean realmente nuestros clientes potenciales, y en ocasiones existe una incertidumbre aun mayor, que ni ellos mismos lo sepan.
Por todo esto, es necesario llevar a cabo un proceso que nos permita reducir esa incertidumbre y, por lo tanto, minimizar el riesgo. Esto se consigue mediante un aprendizaje continuo con el fin de adaptar, en el menor tiempo posible, nuestro producto o servicio al mercado a través del conocimiento en profundidad de nuestro cliente objetivo.
¿Cómo aplicamos la metodología Lean Startup?
Para poder aplicar esta metodología en tu proyecto, deberás poner tu foco de atención en los tres pilares principales del lean: crear – medir – aprender
Este proceso circular consiste en transformar de una forma ágil las ideas en realidades, creando productos o servicios que puedan testarse en un mercado real, posteriormente medir y analizar el comportamiento de los clientes y su reacción frente a lo que estamos ofreciéndole para, finalmente, llevar a cabo un proceso de aprendizaje y toma de decisiones, mediante el cual deberemos de decidir si persistimos con la idea original o por el contrario, el feedback que el mercado nos está dando indica que debemos pivotar nuestra idea de negocio.
De esta forma, mediante este planteamiento circular favorecemos la experimentación sobre la planificación, ya que ahora no es la intuición lo que predomina, si no la propia reacción del cliente a nuestro producto o servicio. Gracias a esto se ha construido un nuevo paradigma centrado en un principio básico: “falla rápido, falla barato, y pivota”, lo que significa que, si eres capaz de detectar los errores de planteamiento de tu modelo de negocio en una fase muy temprana, los costes económicos serán infinitamente menores y te permitirá aprender de forma continua llevando a esos cambios nuevamente al mercado, para volver a medir, analizar la respuesta del cliente, volver a sacar conclusiones y así sucesivamente.
No se trata de una metodología que sustituya al Plan de Negocio ni mucho menos, simplemente, reduce la fase inicial de cualquier proyecto, antes incluso de definir el Business Plan, a validar que se esté trabajando en la dirección adecuada reduciendo así el ratio de error mediante la validación de diferentes hipótesis.
¿Qué es el producto mínimo viable?
Es en este punto, cuando entra en escena el concepto de Producto Mínimo Viable, también conocido como MVP debido a sus siglas en inglés. Este concepto hace referencia a una versión básica de la idea de producto o servicio que deseamos llevar al mercado, realizando una versión piloto con las características básicas suficientes para presentarlo a un panel de clientes que nos devuelvan sus impresiones sobre el mismo.
Gracias a esta validación inicial, podremos recopilar los primeros datos valiosos para nuestro proyecto emprendedor, ya que empezaremos a definir cuáles son, por orden de prioridad, las primeras mejoras y cambios que debemos acometer, además de identificar qué tipo de cliente ha sido el que mejor ha respondido a mis estímulos, convirtiéndose por tanto en mi cliente objetivo o buyer persona.
¿Cuáles son las técnicas de Lean Startup?
Dentro de la metodología Lean Startup distinguimos 3 técnicas que nos ayudarán a diseñar, definir y validar nuestra idea de negocio.
Desarrollo de clientes
El Desarrollo de Clientes, también conocido en inglés como Customer Development, es uno de los elementos fundamentales de la metodología Lean Startup. También diseñado por Steve Blank, el desarrollo de clientes nos permite investigar y validar a nuestro cliente objetivo, con el fin de construir nuestro producto o servicio pensando en el propio cliente y en que resuelva sus necesidades, construyendo por lo tanto nuestro mercado ideal, que vendrá determinado por el segmento de clientes identificado, y validando finalmente los canales necesarios para llegar a ellos de una forma óptima.
Lienzo del modelo de negocio (Business Model Canvas)
El Business Model Canvas fue ideado por Alexander Osterwalder en el año 2009, permite tener una visión global de todos aquellos aspectos que influyen directamente en la definición de nuestro modelo de negocio de una forma rápida y visual. Está dividido en 9 cuadrículas, cada una de las cuales compone un aspecto fundamental del modelo de negocio; trabajando sobre cada uno de estos aspectos podremos ir identificando, definiendo y analizando cuáles son las hipótesis más firmes y cuáles son las más arriesgadas para, posteriormente, testar el modelo en un entorno real e iniciar nuevamente un nuevo ciclo de validación.
Sin embargo, el Business Model Canvas no es solamente de utilidad para Startups o proyectos en fase de lanzamiento, supone también una herramienta de gran ayuda para empresas sólidas que buscan introducir algún tipo de innovación en sus productos o servicios, identificar nuevos segmentos de clientes, aportar un nuevo añadido a su propuesta de valor o analizar cuáles de sus recursos son más críticos en su modelo de negocio actual.
Metodologías Ágiles
Las metodologías ágiles son un conjunto de procesos y herramientas que permiten dar una respuesta mucho más rápida a las demandas que un equipo de trabajo puede recibir en cualquier momento por parte de un cliente durante el ciclo de vida de un proyecto. Aplicando esta serie de metodologías, una empresa presenta una gran ventaja competitiva dentro de su entorno, puesto que el producto o servicio entregado al mercado se ajustará plenamente a la demanda realizada por este y además, durante las diferentes fases del proyecto, dispondremos de diferentes recursos para evaluar el desempeño realizado por el equipo, marcando para ello pequeños ciclos de revisiones denominados sprints, donde se evalúa el cumplimiento de los objetivos marcados hasta ese momento y se fijan nuevos objetivos hasta la fecha de la próxima revisión o sprint.
Como podemos observar, la metodología Lean Starup nos aporta numerosas herramientas para ahorrar dos de los recursos más valiosos que un emprendedor posee a la hora de poner en marcha un nuevo proyecto y que suelen ser limitados, tiempo y dinero.
En definitiva, siguiendo esta metodología podremos validar que nuestra idea de negocio es apropiada o de lo contrario, detectar aquellos factores que debemos modificar en un periodo de tiempo muy corto y a un coste muy bajo, para, de este modo, seguir madurando y construyendo nuestro producto o servicio centrado principalmente en aquel perfil de usuario que va a comprarlo o consumirlo. Es importante, además, que no limitemos el uso de estos recursos a una fase temprana de inicio o lanzamiento, si no que podemos y debemos integrarla en el día a día de nuestro negocio.
Siempre que consigas validar tu idea de forma rápida y sin costes significativos para continuar definiendo tu modelo, estarás acelerando tu proyecto.


